¡Familiaaaas! ¡Hola a todos! Soy Ana y quiero hablarles de algo que me encanta: la importancia de educar en la crianza consciente a nuestros peques. Criarlos con amor, respeto y sentido común es clave para que sean felices y se sientan seguros. ¡Vamos a ver cómo llevar esto a la práctica en nuestra rutina diaria! Porque, de verdad, son personitas chiquititas pero que sienten en grande. Tienen emociones y un corazón enorme, y serán adultos en el futuro. Así que, acompañémoslos en este viaje, dándoles guía y apoyo, para formar adultos con respeto y empatía, que para mí son los valores más importantes y los que deberíamos inculcarles desde chiquitos.
1) Conectando desde el corazón
La crianza consciente arranca con una conexión profunda con nuestros hijos. Escuchemos sus emociones, miedos y alegrías, y respondamos con empatía y comprensión. Una relación basada en el amor y la confianza es la base para un desarrollo saludable y feliz. Porque ellos también tienen necesidades, al igual que nosotros, los adultos. Y al mismo tiempo experimentan un remolino de emociones que ni ellos mismos saben cómo gestionar y manejar. En sus cabezas, a veces ni siquiera pueden explicar por qué hacen algo que parece no estar del todo bien para canalizar esas emociones. Siempre pongo un ejemplo en los talleres: si mañana nuestros jefes nos quitan 300 euros sin más, ¿cómo reaccionaríamos y cómo nos sentiríamos? Pues piensa en cómo se sentirán nuestros peques si les quitamos un juguete, material o les impedimos hacer algo. Vamos a ponernos en su lugar y a buscar maneras de llegar a acuerdos y ayudarlos a entender.
2) Dando ejemplo
Nuestros hijos aprenden observando y experimentando en casa. Seamos modelos de comportamientos y actitudes que deseamos que ellos adopten. Practiquemos la paciencia, la tolerancia y el respeto mutuo. Como les he contado en varias ocasiones, los peques son como esponjas, especialmente hasta los 5 o 6 años, cuando experimentan un gran crecimiento en su madurez. Están más abiertos a absorber acciones, sabidurías y lecciones viendo cómo actuamos los demás, mucho más que si les repetimos algo varias veces. Así que antes de hacer algo, piensa en quién te está observando y en qué modelo estás siendo.
Una costumbre que me gusta y que mantengo desde que nacieron mis dos hijos es compartir las comidas con ellos. Desayunamos, almorzamos, cenamos y todo lo hacemos juntos. Ahí los chicos me ven cómo pongo la mesa, como retiro el plato, cómo uso la servilleta y cómo hablamos sin televisión ni pantallas ni móviles. Es un momento genial para que me cuenten sus cosas sin que los tenga que interrogar. ¡Somos sus maestros de vida!
3) Disciplina en la crianza consciente
Respetar no significa dejar de poner límites. Existe controversia sobre si al darles opciones y preguntarles su opinión estamos permitiendo que «hagan lo que quieran», pero eso no es así. Respetarlos cómo seres con opinión y que tienen algo que decir no significa que no haya límites en las cosas.
Eduquemos a nuestros peques con límites claros y amorosos. La disciplina consciente se basa en guiar en lugar de castigar. Explicamos las consecuencias de sus acciones y les damos espacio para reflexionar sobre sus decisiones. Una frase que podemos usar en lugar de castigos o quitarles cosas es dialogar con ellos y ver qué pueden hacer para enmendar si han molestado a alguien, roto algo o comportado mal. Por ejemplo, si mi hijo mayor molesta a su hermanita y ella llora, después de calmarla le digo: «Mi niño, tu hermanita está triste y sé que la quieres mucho. ¿Crees que podrías hacer algo para que se sienta mejor y no llore?». Buscamos su implicación y los ayudamos a ser conscientes de las consecuencias.
La paciencia es clave, esto es una carrera de largo aliento. ¡Aprendemos juntos en cada paso!
4) Comunicación abierta
Fomentemos un ambiente de comunicación abierta en casa. Hablar sobre todo tipo de temas sin juzgar ni hacer tabúes nos acerca a nuestros hijos y crea un espacio seguro para que expresen sus pensamientos y sentimientos. ¡La confianza es lo más importante!
5) Tiempo de calidad como esencia de la crianza consciente
Aprovechemos cada momento para crear recuerdos especiales. Dediquemos tiempo de calidad a jugar, leer cuentos, hacer manualidades y disfrutar de la naturaleza. Estos momentos son regalos invaluables para nuestros peques y para nosotros. En la era de las prisas, el trabajo, la falta de tiempo y las pantallas, es agotador, lo sé. Pero recordemos que ellos crecen rápido y que dedicarles unos minutos al día y enseñarles tareas de la vida diaria puede ser muy gratificante. Incluso nos sorprenderemos de cuánto disfrutan de ayudar.
6) Crianza consciente en comunidad
Unirnos con otras familias que comparten nuestros valores de crianza es muy valioso. Compartir experiencias y consejos nos enriquece como padres y nos da un gran apoyo en este maravilloso viaje de la crianza consciente. ¡Somos una comunidad que crece junta! Por eso en nuestra tienda no solo tenemos productos geniales y sostenibles, también organizamos talleres, juegos y actividades en la naturaleza. Porque todo contribuye a que los peques aprendan y a que nosotros también lo hagamos. Desde una simple caminata hasta una actividad creativa, todo suma para ellos y para nosotros.
7) Celebrando los avances
Celebremos cada logro en la crianza consciente. Cada paso que damos para criar a nuestros hijos con amor y sabiduría merece un aplauso. No hay un manual perfecto para cada peque, pero la información siempre es útil porque nos da confianza. Pero también recordemos que cuando nos sintamos exhaustos, agobiados o hasta con ganas de llorar, esos son los días en los que más aprendemos y más avanzamos en las cosas difíciles.
Y si tienes dos peques o más, seguro sabes que educarlos de la misma manera no siempre da los mismos resultados. En mi caso, son bastante diferentes en muchas cosas. Pero así es el camino, a veces duro pero vale la pena. ¡Cada día aprendemos y crecemos juntos en esta hermosa travesía!
Recuerden, familias, que la crianza consciente es un regalo tanto para nuestros hijos como para nosotros. Con amor, paciencia y sentido común, estamos moldeando personas felices y seguras de sí mismas. ¡Educar con conciencia es un camino lleno de amor y aprendizaje!
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